Las ideas sobre la juventud se basan con frecuencia en una perspectiva externa a los jóvenes, siempre en referencia a un punto de llegada en el futuro, olvidándose que ellos ya empiezan a ser protagonistas de su historia en el presente, y como tales ya empiezan a experimentar las responsabilidades, deseos y dolores de todo ser humano. El papa Francisco en su exhortación post sinodal nos invita a encontrar a los jóvenes en su realidad presente, no sólo como el futuro de la sociedad que se ve con esperanza, sino como personas capaces de encontrarse hoy con el Cristo vivo que nos da la vida verdadera y se hace accesible a todos a través de la Encarnación. Ejemplo de ello son tantos jóvenes que la Iglesia reconoce como santos, cuya santidad no los privó de una originalidad personal particular.

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